CLICK HERE FOR BLOGGER TEMPLATES AND MYSPACE LAYOUTS »

sábado, 3 de marzo de 2012

Princesa Magnolia.
Magnolia mía:

Te he tenido entre mis brazos noches enteras,
me has hecho el más feliz de los hombres,he probado la miel de tus labios y el néctar de tus flores.
En la comunión de tu fuerte abrazo, me has llevado al Olimpo entre los dioses, y me has acariciado los cabellos con el suave viento de tus dedos, me has cantado al oído, dulces melodías de princesas castillos.
Ahora dulce Magnolia,que amenazas con salir nuevamente, con salir huyendo; me aferro a ti como un niño, y olvido que en tu infinita gracia tienes el poder y la libertad para salir en pos del alba y yo me quedo aquí, esperando en mi cama blanda, que de repente se vuelve de espinos y alabastro, las sabanas me asfixian en la espera de la noche, en la espera del día y olvido que cual gacela tu corres encantando los bosques, como una ninfa te desplazas hechizando todo lo que a tu paso se aproxima y yo solo puedo contemplarte desde el mas hundido de mía días bajo los cipreses en camposantos ya en ruinas y la luz se vuelve cada vez mas tenue, los sonidos se vuelven cada vez mas sordos y mi vida, dulce Magnolia; se apaga en el holocausto de mis lágrimas.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Preludio navideño del inicio de una década

Magnolia mía:

El tiempo ha transcurrido desde mi última carta...
Esto no es porque te haya amado menos, sino que por el contrario, cada partícula de tiempo en el que respiro, en el que mi corazón late y mis ojos se llenan de la luz de los días; mi amor por ti crece como las yerbas durante la primavera, y se extiende, se expande, se agita.
Gracias por haber vuelto a mi vida, y quedarte conmigo esta vez para la eternidad. Mis oraciones de agradecimiento se elevan hasta las estrellas del firmamento, esas mismas que tu pintaste con besos en el inicio de la creación, y que conla cadencia de tus manos distribuiste por todo el universo de una forma tan equilibrada y perfecta, como la simetría misma de tu rostro.
Yo tengo presente en mi mente, amada mía, que soy solo un simple mortal enamorado de una diosa del Olimpo. Sé perfectamente que las lisonjas con las que te engalanas son universales y que en cada momento la seducción te arrebata para llevarte día a día al jardín de la sabiduría; y a pesar de todo esto, has volteado para ver al más humilde de tus siervos, y me has elegido para servirte durante toda la posteridad del tiempo. Permíteme entonces, bella amante, que te siga adorando durante el transcurso de los días, que te siga regalando lirios y los ponga junto a tu cama adoselada por la seda más fina, permite que mis jornadas enteras sean dedicadas a ti, graciosa, luminosa, bellísima, amada mía.
Que el mundo sea testigo de dos enamorados...
Te amo para siempre
Fusil y Muñeca.

viernes, 31 de julio de 2009

a ti Magnolia...

Linda y bella Magnolia



Quiza te puede parecer precipitado, pero siento que te extraño... me gusta estar contigo en la mañana y por las tardes, pensar en ti cuando el sol cae acompañado de su majestuosa alba y al nacer en su inocente y gentil crepusculo.

Porque no eres nueva para mí, porque yo te conocía ya y en mis locos desvaríos te has perdido de mi vista, pero prometo que esta vez haré todo lo que he aprendido en esta hostil vida para tenerte aquí junto a mi lado y acurrucados aislarnos del mundo entero para amarnos, siendo libres paseando por sus calles y veredas, flores recibiendo las caricias del sol del estival.

Ahora que estas aquí, refrendo el amor que te profeso y con el cual, solemnemente tomo tus manitas entre las mias, y las beso gustoso, así como los niños comen las cerezas y zarzamoras de entre los arboles frondosos.

A tí Magnolia, que vuelves a mi vida nuevamente con dulzura... permiteme disfrutar de ti y de mis anhelos, permiteme pedirte que no te alejes de mí como en el pasado lo has hecho porque prometo esta vez sostenerte entre mis brasos y tenerte alli quieta para toda la eternidad

A tí Magnolia, no te vayas,, quedate conmigo

Tuyo

Fusil y Muñeca

martes, 9 de diciembre de 2008

Fusiles y Muñecas

Fusiles y Muñecas es un poema de Juan de Dios Peza, autor mexicano que vivió durante la segunda mitad del siglo XIX. Este poema lo escribió a sus hijos y lo expongo a continuación para que puedan tener el placer de leerlo por ustedes mismos


FUSILES Y MUÑECAS
Juan y Margot, dos ángeles hermanos
que embellecen mi hogar con sus cariños,
se entretienen con juegos tan humanos
que parecen personas desde niños.

Mientras Juan, de tres años, es soldado
y monta en una caña endeble y hueca,
besa Margot con labios de granado
los labios de cartón de su muñeca.
Lucen los dos sus inocentes galas,
y alegres sueñan en tan dulces lazos,
él, que cruza sereno entre las balas;
ella, que arrulla un niño entre sus brazos.
Puesto al hombro el fusil de hoja de lata,
el quepis de papel sobre la frente,
alienta el niño en su inocencia grata
el orgullo viril de ser valiente.
Quizá piensa, en sus juegos infantiles
que en este mundo su afán recrea,
son como el suyo todos los fusiles
con que torpe la humanidad pelea.
Que pesan poco, que sin odios lucen,
que es igual el más débil al más fuerte,
y que, si se disparan, no producen
humo, fuego, consternación y muerte.
¡Oh, misteriosa condición humana!
Siempre lo opuesto buscas en la tierra;
ya delira Margot por ser anciana,
y Juan, que vive en paz, ama la guerra.
Mirándoles pasar me aflijo y callo:
¿Cuál será sobre el mundo su fortuna?
Sueña el niño con armas y caballo,
la niña con velar junto a la cuna.
El uno corre de entusiasmo ciego,
la niña arrulla a su muñeca inerme,
y mientras grita el uno: fuego, fuego,
la otra murmura triste: duerme, duerme.
A mi lado y ante juegos tan extraños,
Concha, la primogénita, me mira:
¡Es toda una persona de seis años
que charla, que comenta y que suspira!
¿Por qué inclina su lánguida cabeza
mientras deshoja inquieta algunas flores?
¿Será la que ha heredado mi tristeza?
¿Será la que comprende mis dolores?
Cuando me rindo del dolor al peso,
cuando la negra duda me avasalla,
se me cuelga al cuello, me da un beso,
se le saltan las lágrimas y calla.
Sueltas sus trenzas claras y sedosas,
y oprimiendo mi mano entre sus manos,
parece que medita muchas cosas
al mirar cómo juegan sus hermanos.
Margot, que canta en madre transformada,
y arrulla un niño que jamás se queja,
ni tiene que llorar desconsolada,
ni el niño crece, ni se vuelve vieja.
Y este guerrero audaz de tres abriles,
que ya se finge apuesto caballero,
no logra en sus campañas infantiles,
manchar con sangre y lágrimas su acero.
¡Inocencia! ¡Niñez! ¡Dichosos nombres!
Amo tus goces, gozo tus cariños;
¡Cómo han de ser los sueños de los hombres,
más dulces que los sueños de los niños!
¡Oh, mis hijos! No quiera la fortuna
turbar jamás vuestra inocente calma.
No dejéis esa espada ni esa cuna,
¡Cuándo son de verdad, matan el alma!